Cuando se tiene un hijo, se tienen todos los hijos del mundo

“Cuando se tiene un hijo, se tienen  todos los hijos del mundo…» 

Con esta frase célebre del Poeta venezolano Andrés Eloy Blanco deseamos compartir el sentir de muchos hombres y mujeres.

En la migración forzada de los venezolanos que huyen de su país, la peor  parte la llevan los niños. Pequeños que pasan hambre, que sufren de desnutrición severa, que por la desesperación de sus padres por preservar su vida y la de ellos mismos pasan de país en país buscando una vida mejor.

Hijos e hijas que son arrancados de sus escuelas, de sus parques, de sus amigos; para atravesar desiertos o campos minados, que muchas veces ven morir a sus padres o que ellos mismos pierden la vida en el trayecto.

Hoy, como mujer y madre, escucho el grito silencioso de esos niños a quienes se les violan todos sus derechos y me permito ser una voz que clama por su derecho a ser escuchados por los gobiernos del mundo, tal como reza La Convención sobre los derechos del niño aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1989, ratificada y puesta en práctica a partir de 1990 por más de 20 países, entre ellos Chile.

Al aprobar la Convención, la comunidad internacional reconoció que, a diferencia de los adultos, las personas menores de 18 años necesitan una atención y protección especial.

Chile ratificó este convenio internacional el 14 de agosto de 1990, el que se rige por cuatro principios fundamentales: la no discriminación, el interés superior del niño, su supervivencia, desarrollo y protección, así como su participación en decisiones que les afecten.

Según esa declaración  el niño tiene derecho a un nombre y una nacionalidad.

Desde la ONG Compromiso Migrante vemos con preocupación como algunos funcionarios del Registro Civil condicionan el asiento del Certificado  de Nacimiento de un niño nacido en Chile al estatus migratorio del padre o la madre, seguramente por desconocimiento de que Chile es firmante de la Convención de Derechos del Niño. 

No venimos a este país a fijar reglas, ni a exigir derechos, venimos a aportar y a trabajar; pero también a educar y visibilizar las cosas que como sociedad no estamos haciendo bien.

Sabemos que son casos aislados y hacemos un llamado de alerta para corregir esas prácticas equivocadas para con nuestros niños, porque ellos necesitan de nuestra protección y acogida. Sabemos que ha sucedido con niños de padres venezolanos, pero esta alerta es para que «TODO» niño nacido en tierras chilenas goce de su derecho a la identidad y nacionalidad.

Eva Bracamonte

Compromiso Migrante

 

 

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